
La pareja y su relación con la comida
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La pareja y su relación con la comida
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Cocinar con amor, te alimenta el alma. Anónimo
¿Qué tienen en común todos ellos?: la comida. El tema de la comida en la pareja es multifactorial: genera vínculos(amor romántico, erotismo, fortalecimiento de vínculos afectivos, nutrir y más), separa a las personas (problemas legales de demandas por pensión alimenticia), concilia a las parejas (comida para arreglar las diferencias), es una forma de leguaje de amor (Regalos: comida para festejar un evento), es un motivo o evento social para celebrar (aniversario de bodas, tarde romántica, gusto por compartir algún tipo de comida), produce cambios a nivel cerebral estudiados por la neurociencia (una buena comida produce dopamina, la hormona del placer). En la paradoja también, la comida poco nutritiva produce placer en su equilibrio de: azúcar, sal y grasas.
En general la comida en pareja: une, separa y ayuda a mostrar una actitud positiva para resolver diferencias. Además, interviene en ella, la compra de los alimentos, el proceso de elaboración, el motivo por el cual se comparte una comida y el efecto final que se logra cuando se comparte en pareja. Resulta todo un dilema shakesperiano: compartir o no compartir la comida.
El tema de la comida en la base de todo es sobrevivir, necesitamos alimentos que nos aportan nutrientes para funcionar adecuadamente. Existe comida nutritiva y comida no nutritiva. “Maslow propuso una jerarquía de cinco necesidades innatas que activan y dirigen la conducta humana a saber: las necesidades fisiológicas, de seguridad, de pertenencia y amor, de estima y de autorrealización”. (Schultz & Schultz, 2010, pág. 303). En la escala de las necesidades fisiológicas básicas se encuentra: la alimentación, respirar, el agua y el sexo.
En la multifactorialidad, muchos eventos intervienen en la relación de la pareja y la comida. La nutrición y las relaciones de apego que tenemos en la impronta de los primeros días de nuestra vida, dejan una marca e influyen en nuestra forma de relacionarnos con la comida. Cuando una madre, da el pecho a su hijo, no solo le transmite seguridad, pertenencia, cercanía, supervivencia y salud (con los nutrientes de la leche). La simbiosis que se establece, depende también del equilibrio mental y nutricional de los padres y especialmente de la madre que alimenta al bebé.
Lo que la madre ha comido durante el tiempo de gestación es crucial en el desarrollo del cerebro del bebé. Para comprobar este punto, se llevó a cabo una investigación en la universidad de Melbourne en Australia, por la profesora Felice Jacka, con 23 mil mujeres embarazadas, se les dio seguimiento para conocer los efectos de la alimentación en sus hijos.
Ella dijo: “Seguimos de cerca, qué comida chatarra y alimentos procesados industrialmente comían y qué alimentos saludables nutritivos y ricos en fibra consumían las madres”. (Abelleyra, 2023).
Luego se examinó la salud emocional de los niños. “Las madres que consumieron más comida chatarra y alimentos procesados industrialmente como: refrescos, dulces, refrigerios salados, pasteles y galletas durante el embarazo, tuvieron hijos más propensos a la agresión y las rabietas”. (Abelleyra, 2023). Esta correlación muestra, la existencia de una relación entre la salud mental de la madre y de sus hijos. Los niños que comieron comida chatarra y muy poca comida saludable eran más coléricos y agresivos. Además de que sentían más dolor, tenían más miedo, inquietud y pesadillas
La comida está imbricada con una multiplicidad de actividades que involucran a la pareja: desde la compra de los alimentos, el proceso de preparación, los motivos para degustar una comida y las consecuencias de ello.
Para sobrevivir, necesitamos de alguien que nos alimente. Generalmente es nuestra madre quien lo hace. Y, ello genera una relación de apego. Además de satisfacer nuestras necesidades básicas (como la comida, la protección y la seguridad). Las relaciones de apego: “se establecen a partir de dos elementos; los cuidados físicos y la seguridad afectiva” (Fischer, 1990, pág. 35).
La comida pues, es un elemento de cohesión social. Como seres humanos establecemos vínculos sociales, convivimos con otras personas y contextos sociales, se dan una serie de intercambios y nos hayamos vinculados a diferentes grupos: pareja, familia, amigos, compañeros de trabajo, etcétera.
Tener una pareja no solo involucra establecer vínculos sociales, se producen actos de afiliación, de proximidad, de pertenencia, de apego y de cooperación. Nos sentimos atraídos por diferentes personas, por supuesto, por una pareja potencial. “Y, se ha comprobado, una correlación entre la calidad de las vinculaciones vividas en la primera infancia y la capacidad de establecer relaciones íntimas en la edad adulta”. (Fischer, 1990, pág. 35).
Los vínculos que establece la pareja con la comida, también están mediados por la cultura y la gastronomía. Ello implica conocer, los tipos de comida, las formas de preparación, los ingredientes, el proceso de elaboración de un platillo, la cultura de origen de los alimentos, los sabores, las costumbres, su historia, su contexto, todo enmarcado dentro de un grupo social, un país y una sociedad.
Compartir alimentos en pareja, refleja el grado de intimidad y no solo cubre la necesidad fisiológica del hambre. Muestra la amistad, la confianza, las semejanzas y la proximidad que tiene una pareja. “Ello lo demostró Paul Rozin y sus colegas de la Universidad de Columbia. Distinguieron cuatro niveles diferentes de compartir alimentos que expresan cuán romántico eres con tu pareja: 1) no compartir, 2) compartir voluntariamente, 3) compartir con consustanciación (situaciones en las que tu pareja come alimentos que ya lo has tocado) y 4) alimentación”. (Withcomb & Durr, 2017).
“Rozin y sus colegas hicieron que los participantes vieran diferentes escenarios de intercambio entre parejas. Luego se les pidió que calificaran el nivel de intimidad de las parejas en función de cómo se sentían al ver los cuatro niveles diferentes de compartir. Por ejemplo:
Como puede observarse, compartir la comida crea vínculos sociales, proximidad e intimidad. Y, ello denota el grado de cercanía entre una pareja. Va, desde no tener ningún vínculo social. Hasta tener la confianza de compartir en formato de amistad y de pareja. Este último indicador, lo logran tener las personas que tienen una gran conexión emocional, no erótica (madre o padre compartiendo comida con sus hijos) o las personas que han ido, más allá de la línea de la amistad, como en el caso de los amigovios o las parejas reales o potenciales.
A través de un sondeo que llevamos a cabo en la ciudad de México en el programa de radio “las parejas disparejas en radio” llevamos a cabo la “Encuesta ciudadana, para conocer algunos aspectos de: La comida y su relación con la pareja”. Fue un mini estudio cualitativo, con hombres y mujeres a quienes se les pregunto: ¿Este 24 y 31 de diciembre, te genera conflicto con tú pareja, saber en dónde y cómo van a festejar las cenas de navidad y año nuevo?
Quienes dijeron que “SI”, les generan conflicto en esas fechas, sus principales razones descritas fueron:
Se realizó un análisis semántico de las razones que generan conflicto en estas fechas en donde, además de compartir la comida, se presenta la interacción social con otras personas. Y, en general se puede observar una fractura o rompimiento de vínculos sociales o afectivos y el tener ciclos emocionales no resueltos, como elementos comunes. No es la comida o las festividades lo que separan a las personas, sino la dinámica social alrededor, la que afecta la cohesión social. Es la convivencia con personas tóxicas, el rompimiento de expectativas que ahora ya no se cumplen, experimentar disonancia cognitiva de estar con unos familiares y no con otros para celebrar, porque cualquier decisión generará conflictos, la incompatibilidad cultural y no llegar a acuerdos lo que impide continuar con los lazos para fortalecer los vínculos sociales a través de la comida.
Quienes dijeron que “NO” tienen conflictos en estas fechas, sus principales razones fueron:
De la misma forma, quienes dijeron que no tienen problema para festejar la comida de las épocas decembrinas, presenta dos grandes ejes sociales: uno se refiere al establecimiento de acuerdos previos para celebrar en lo social, lo cual evita disputas en estas fechas y otro relacionado a no tener pareja o familiares con los cuales festejar. Se presentan de manera singular, en la paradoja, el rompimiento de vínculos sociales y afectivos con la pareja, y el rompimiento de expectativas de lo que antes significaban esas fechas en compañía de sus seres queridos tomando como motivo: la comida y la familia.
A manera de colofón, la relación de la pareja y la comida: une, separa y sirve como un elemento de conciliación entre las personas. En la unión se construyen y se fortalecen los vínculos sociales. La comida sirve como un pegamento social, que cohesiona y refuerza los lazos de intimidad entre las parejas. En el conflicto, la comida desvincula a las personas, fundamentalmente debido a los ciclos emocionales y sociales sin resolver. Como elemento conciliador, la comida y la interacción social de la pareja podría ser un elemento para buscar la paz y arreglar las diferencias entre sus miembros. Un elemento curioso, es cuando en una situación de conflicto, la pareja rechaza la comida preparada por la pareja, desde mi perspectiva esto significa: “he decidido no compartir la intimidad de los alimentos, porque al menos en este momento, me siento desvinculado en lo social y lo afectivo”.