
La manipulación emocional en la pareja
Existen múltiples razones por las cuales las personas se reúnen en una relación. Lo que se conoce como relaciones de pareja, analiza los aspectos positivos y negativos de la misma.
De hecho, cuando dos personas se unen en lo positivo, podría ser un excelente medio para lograr la madurez y debería convertirse en una fuente de satisfacción personal para vivir grandes momentos de bienestar.
Por otro lado, compartir una vida podría ser también la posibilidad de explorar la historia personal y la historia de la pareja con el fin de identificar aspectos positivos y negativos de ambos y construir un nuevo modelo que permita aprender y madurar en la vida. Y, al mismo tiempo, alcanzar propósitos, salvando obstáculos vividos ya sea de manera individual o en la conformación de esa dualidad.
Contenido
La convivencia no siempre es fácil
Sin embargo, cuando la convivencia nos lleva más bien al conflicto, podríamos permanecer la vida entera. Generalmente en lo disfuncional, la pareja se convierte en una dualidad complementaria, un cóncavo y un convexo que por más disfuncional que pareciera, le podría mantener literalmente hasta que la muerte les separe.
El caldo de cultivo que permite el conflicto permanente en las relaciones mediadas por el chantaje y la manipulación podría encontrarse en: la impronta familiar que ha vivido cada miembro, en la compulsión a la repetición de las relaciones poco afortunadas que vivieron nuestros abuelos, nuestros padres y que inconscientemente podría repetir la nueva dupla. Debemos sumar también los trastornos de personalidad que arrastramos en nuestro árbol genealógico y los propios al formar la nueva pareja. Muy probablemente también sin ser conscientes de ello, arrastramos los estilos parentales que nos educaron en donde las relaciones de abuso, chantaje, violencia, manipulación, obligación y culpa pudieron ser algo completamente habitual en la convivencia cotidiana.
Se trata de una conducta multifactorial en donde el ejercicio de la violencia pudo haberse vivido de forma constante y cotidiana. De hecho, especialistas en resilienciacomo Boris Cyrulnik afirman que “vivir en una familia tóxica, es peor que vivir en un campo de concentración” (Aprendemos juntos, 2018).
Se presentan a continuación los elementos que conforman una dupla a veces invisible, perversa, letal y que generalmente no deja huellas físicas como los golpes, pero que crea un nivel de malestar muy alto acompañado de dolor emocional crónico. Este es el caso del chantaje emocional y la manipulación en la pareja
¿Qué es el chantaje y el chantaje emocional?
Chantaje: Presión o coacción que se efectúa sobre alguien para obtener un beneficio, amenazándolo con hacer algo que le perjudique (Larousse, pág. 231, 2003). Se trata de una presión que ejerce una persona sobre alguien mediante amenazas para obligarlo o condicionarlo a que haga algo de una determinada manera y conseguir de este modo un beneficio (Psicoglobal, 2019).
Chantaje emocional: El chantaje emocional es un término popularizado por la psicoterapeuta Susan Forward, el cual refiere a una forma de violencia que consiste en la manipulación de una persona sobre la otra utilizando el miedo, la obligacióny la culpa (FOG) como dinámicas transaccionales entre el manipulador y el manipulado (Wikipedia, 2020).
Es una forma de maltrato psicológico, es una acción deliberada que intenta causar un daño, que se produce en donde se dan relaciones cercanas de apego y puede darse en: la familia, la pareja, y los amigos cercanos. Cuando se activan amenazas o advertencias como un acto de violencia, estas pueden ir desde: el engaño, la violencia pasiva (no hablarle a la pareja), chantajear, crear situaciones de celos, de culpa, intimidar, controlar o prohibir, abusar y más
¿Cuáles son sus componentes?
El miedo siempre te hace huir hacia el lugar equivocado. Anónimo
Se forma por una diada chantajista-chantajeado. El primero, utiliza un poder creado simbólicamente, para lesionar o vulnerar los derechos del otro. Utilizando la violencia y el abuso, debido a que, el objetivo principal de todo acto de violencia es lograr el control de la otra persona, es dominar e imponer algo.
Tiene conductas violentas. Vale hacer la aclaración entre agresividad y violencia. Las conductas agresivas son instintivas y las presentan en general todas las especies y obedecen a sus instintos y a sus estructuras biológicas: es común verlas cuando una especie protege su territorio, cuando se alimenta o cuando se defiende o defiende a los suyos, como un mecanismo de defensa.
Luego entonces: la agresividad es más genética, la violencia es más social, y en general aprendida (Álvarez, 2018).
Todas las actividades que realizamos en nuestra vida cotidiana estánasociadas a emociones y sentimientos. Una emoción es una alteración del ánimo intensa y pasajera, agradable o penosa, que va acompañada de cierta conmoción somática. Respuesta compleja del organismo que se activa a partir de una valoración de acontecimientos externos o internos y que produce una triple respuesta, neurofisiológica, comportamental y cognitiva, que predispone a la acción. Tienen una duración breve: pueden durar segundos, minutos, a veces horas, pero poco más (Punset, Bisquerra & Laymuns, pág. 76, 2018). Un sentimiento, es la emoción hecha consciente. Es la componente cognitiva de una emoción. Las emocionestienen una duración breve; los sentimientos pueden alargarse durante toda la vida con la voluntad. El amor y el odio son ejemplos claros de sentimientos que pueden durar toda la vida (Punset, Bisquerra & Laymuns, pág. 130, 2018).
Chantaje y emociones
Una de las emociones más poderosas que tenemos es el miedo, es una reacción primitiva del cuerpo para pelear o huir. Primero experimentamos las emociones y después pensamos, porque la mente emocional es más rápida que la mente racional. Es por ello que en las ilustraciones que vemos entre cerebro (mente racional) y corazón (mente emocional), el primero sale siempre maltrecho.
Necesitamos de las emociones y los sentimientos como mecanismos de supervivencia, para enfrentarnos a un mundo hostil. Así, los sentimientos nos avisan y las emociones nos movilizan. En muchas ocasiones, experimentamos una gran dificultad para identificar las emociones debido a que en su interpretación polisémica, se encuentran bajo diferentes máscaras. Así el miedo se presenta como: alarma, alerta, sentir coacción, cobardía, desorientación, espanto, fobia, horror, indecisión, pánico, pavor, sobresalto sumisión, susto, temor o terror, entre otras reacciones.
Al momento de nacer, todos emprendemos un viaje que termina con la muerte. En el transcurso de ese camino vamos encontrando las rutas y estaciones que nos toca vivir. En ocasiones nos sentimos perdidos y en otras muy orientados en la ruta. “Los sentimientos de culpa son precisamente las señales que indican al viajero si su rumbo es el correcto. Es un sistema de alerta semejante al que experimentamos en nuestro cuerpo con el dolor físico, que nos avisa que algo anda mal. El sentimiento de culpa es un dolor psicológico igualmente desagradable” (Zabalegui, pág. 13, 2000). La culpa se convierte en el semáforo moral que nos indica cuando acertamos o hemos errado el camino en la convivencia con la pareja.
Resulta por demás interesante un entrelazamiento entre la emoción del miedo y el sentimiento de culpa. Desde el punto de vista evolutivo, el sentimiento de culpa comienza con el miedo a la pérdida del amor. Y, en las relaciones fuertes de apego, podemos perder el amor de la madre, los padres, los hijos, los amigos, la familia y por supuesto: la pareja. Es probable que esto sea el intricando mecanismo para creer cuando alguien nos manipula mediante el chantaje y terminamos cediendo a las demandas del chantajista.
La culpa es un sentimiento poderoso y agudo que nos tortura por lo que hicimos, por lo que dejamos de hacer, por lo que dijimos o pensamos, y aun por lo que tuvimos intención de hacer, así no lo hayamos hecho (Marulanda, pág. 50, 2010).
Como seres humanos somos relacionales e interactuamos constantemente con los demás con el fin de lograr nuestras metas sociales. Influir en los demás de forma positiva o negativa es algo que aprendemos en la casa y todos tenemos conductas en donde manipulamos a los demás y viceversa, ya sea para bien o para mal.
Influimos en los otros en la toma de decisiones, induciéndolos a tomar caminos diferentes e incluso opuestos a como una persona lo hubiera hecho al elegir una decisión propia.
Un manipulador profesional tratará de conseguir sus propios objetivos, sin el consentimiento del otro. El chantajista, el victimario o manipulador, en general dirige a la víctima, abusando de la relación cercana de apego y aprovechándose del manejo de sus emociones ante la pérdida del amor, del afecto de la cercanía de sus sentimientos y de todo lo que conlleva su interacción social.
No lo hace por casualidad, es un acto deliberado de violencia, arbitrario y abusivo cuyo fin es el ejercicio del poder y el control. Mientras tanto las personas afectadas podrían tener la sensación de perder materialmente su autonomía y control.
El manipulador, el chantajista o el victimario presentará muchas máscaras o disfraces en un espectro que va de lo aparentemente positivo hasta llegar a lo deliberadamente abierto y negativo. El tipo de violencia que utiliza generalmente, es aquella que no deja marcas, pues lo hace básicamente mediante la palabra. Te harán sentir mal, tendrá en las victimas un efecto negativo, son vampiros de la energía, son expertos en influir en tus emociones y sentimientos y muy probablemente te romperán el alma.
Sin distinción de género; hombres y mujeres somos chantajistas y manipuladores.
Por último, en esta estructura perversa, encontramos el término de la obligación.
Obligación es aquello que una persona está forzada (obligada) a hacer. Puede tratarse de una imposición legal o de una exigencia moral. … Este es un término que se emplea para referirse a la relación o vínculo jurídico que se establece entre dos personas, una acreedora y una deudora (Definición.de, 2021).
Bajo esta perspectiva la pareja te dirá: “Tienes la obligación de mantenerme porque cuando tuve dinero, yo pagué tus vacaciones”, “Tienes obligaciones aquí en la casa, en lugar de estar de visita con tus amigos”. “Tienes la obligación de cuidarme porque ahora yo estoy enfermo”. “Tienes la obligación de llevar de vacaciones también a mis padres, yo no tengo la culpa de que tus padres ya no estén vivos”.
Algunos indicadores para saber si eres víctima de una pareja manipuladora
Tendemos a no correr riesgos porque tenemos miedo a lo desconocido, pero en realidad, el miedo a lo desconocido es miedo a perder lo conocido. Bernardo Stamateas
- Ya no eres tan feliz y espontáneo como cuando se conocieron
- Su presencia te hace sentir un grado de estrés elevado cuando quieres ser libre o hacer tus cosas
- Tienes una sensación de que las cosas no van a mejorar en el futuro
- Sientes que has perdido tu identidad ante su presencia
- Dudas de tus propias convicciones y tu mundo es de incertidumbre
- Constantemente sientes miedo de las palabras o acciones que quiere llevar a cabo
- Tienes un terrible sentimiento de culpa, sino accedes a sus “sugerencias o indicaciones”
- Generalmente te sientes ante su presencia con baja autoestima o deprimido
- Sientes que tu relación no va para ningún lado
14 tipos de chantajistas y manipuladores
El que teme a sufrir sufre de temor. Proverbio chino
En la complejidad de identificar a las personas chantajistas, manipuladoras y tóxicas, se encuentran diferentes máscaras que mutan de forma camaleónica a conveniencia de quien quiere ejercer el poder y controlar a la otra persona. Van en un espectro de lo bueno casi angelical, hasta lo malo y maquiavélico. En algunos artículos son clasificados como: agresivos, auto-lesionadores, sufridores, víctimas, seductores y los que buscan algo más. A continuación, van algunos ejemplos de ellos:
1. El simpático
Son las personas sociables y extrovertidas, pueden ser el alma de la fiesta y de la casa. En general se muestran alegres, por supuesto simpáticos, joviales, platicadores. Les gusta llamar la atención en forma en lo social, son chistosos y ocurrentes. Sin embargo, dicen que entre broma y broma, la verdad se asoma: son irónicos y con las bromas incomodan y avergüenzan a la pareja. Hablan lo mismo de la vida cotidiana que de la vida íntima y neutralizan la situación después de dar el golpe.
“La comida te quedó tan sabrosa como te enseñé, sino habrías echo cualquier porquería”. “No te molestes es tan solo una broma”. “Hasta parece que no me conocieras, cuando estoy jugando”.
2. El super sabio
Académicamente, puede haber estudiado o no, pero se siente el más inteligente del mundo y de la galaxia. Einstein es un simple mortal ante su ego. Todos los comentarios de las personas los neutraliza con su super conocimiento. Los cultos hacen referencia a sus títulos y su ego no cabe por las puertas normales. Cuando no ha estudiado, se respalda en los múltiples conocimientos que tiene, mismos que en general ocultan su baja autoestima. Sin embargo, como no se le puede contradecir o nadie puede saber más que él/ella, la pareja termina cediendo ante su avasallante conocimiento para no discutir. Si en cualquiera de ambos casos, aparece una persona realmente experta en el tema o si la pareja comprueba que los comentarios del super sabio están equivocados; hábilmente cambiará de tema.
“Todas las cosas que te digo son ciertas; tú ni estudiaste”. “Mejor no vayas al psicólogo, yo te ayudo a resolver todos tus problemas”. “Para qué compraste este carro, hubieras comprado uno como el mío, no hay mejor motor que el de ese carro”. “El mejor sitio y el mejor hotel para ir de vacaciones es … yo lo he comprobado”. “Esos comportamientos son cosa de personas estúpidas e ignorantes”.
3. El generoso y espléndido
En principio como lenguaje del amor, está bien dar, y se dice que siente satisfacción en dar y es como recibir. Cuando alguien da gratis algo a manos llenas, deberíamos desconfiar. Sin embargo, cuando se junta el hambre con las ganas de comer, el generoso y espléndido, pedirá reciprocidad, o te cobrará lo que antes te dio como una forma de manipularte. Dicen que el que da, manda. Si ya te di, entonces, ahora puedo disponer de ti. Se siente con el derecho de exigir en cualquier aspecto de tu vida: social, sexual, económico, religioso, político, no importa el área, supone que ya le perteneces por haber sido tan generoso contigo. Casi siempre existe la complicidad de la familia extensa, de los hijos o de la familia política para presionar a la víctima.
“No puedes renunciar a tu pareja, después quién va a pagar todas las cuentas de la casa”. “Es buena gente tu pareja, que te cuesta complacerle en lo que te pide”. “Si te pegó, pero porque tú le hiciste enojar, ya ves, ahora hasta un carro te regaló”.
4. La persona inocente de bajo perfil
Mantienen una participación casi apagada en lo social, imperceptible, esperando que la pareja haga las cosas. Este esquema de participación social es falso. Se muestra como poco exitoso para hacer que los demás hagan las cosas de las que él/ella, no se hacen responsables. Hacerse el tímido o el que no sabe hacer las cosas, tiene sus ventajas. “No lo hago yo, para que lo haga la pareja. Con ello hacen creer al victimario que él/ella, es autónomo en tomar las decisiones, pero no es así. “Es el inteligente que se hace el tonto o incapaz”.
“Ojalá puedas ir a pagar al banco los trámites porque yo no se utilizar el cajero”. “Si tuviera un empleo como el tuyo, no estaría escatimando en los gastos de la casa, pero yo no tengo tu economía”. “Si tan solo me compraras lo que yo necesito, no lo que tú quieras regalarme. Con eso demuestras que eres muy egoísta”.
5. El dependiente
Son las personas que piensan por su condición de no autonomía, que los demás deben estar a su servicio, en tiempo y forma. Sienten a los demás (pareja, hijos, amigos y familia) con una extensión de su cuerpo y mente para que puedan cumplir sus necesidades y deseos, sin pensar obviamente en los otros. Un aspecto importante, sin ser discapacitados emocionales, es que esperan que todo se los pongan en la mano.
“Hoy quería ir al cine, pero como no estás aquí, pues entonces me la pase sin salir y deprimida”. “Pues no se puede contar contigo, como siempre estas ocupado con tus cosas y ni hablar, me quedé esperándote”.
6. El enfermo o desvalido
Son personas que encontraron una ventaja psicológica y social al definirse así mismos como “estrellados”, “desvalidos”, “sin suerte”, “con desventajas”, son aquellas personas que por más que se esfuerzan en que las cosas vayan bien, siempre viene un huracán, un terremoto, un evento desafortunado que destruye todo lo que tienen, por lo tanto, cargan el karma de ser y sentirse abandonados, desamparados, y con mala suerte. Les persigue siempre la soledad, la injusticia, el abandono y las relaciones afectivas que tienen son malas. Como pareja, buscan en general para hacer sinergia personas que son el polo opuesto. Y, que hacen las veces para rescatar al enfermo o desvalido. La paradoja es que no quieren crecer, esperan que les mantengan, que se hagan cargo de ellos o ellas. Aun teniendo las condiciones óptimas para crecer, no lo harán porque aprendieron tan bien el rol de ser desvalido o enfermo que ese es papel es su ventaja.
“Ojalá que algún día pueda tener la misma suerte que tú”. “Lo que daría por ser tan independiente como tú lo eres”. “No me gustaría aceptar el trabajo que me conseguiste porque que tal que me enfermo y te hago quedar mal”.
7. El irresponsable
Son especialistas en relegar la responsabilidad en la pareja de una manera sutil y elegante, haciendo creer a la pareja que las cosas negativas que suceden se presentan porque no colabora adecuadamente. Su pericia le lleva siempre a que la pareja termina haciendo lo que son sus responsabilidades.
“Quería comprar una camioneta más grande, pero tu no me la quieres comprar”. “Se me terminó el saldo del teléfono, pero ni por equivocación se te ocurre comprarme un teléfono de plan todo incluido”. “Me quedaré con las ganas de ir de vacaciones porque no puedes dejar tu trabajo para llevarme a pasear”.
8. El dictador
Nada se puede mover en la casa, ni en la pareja, sino es con su supervisión. Como buen dictador, carece de empatía, cree que ser una persona segura, es pasar por encima de la pareja en todos los órdenes. No respeta los derechos de los demás, pero los suyo siempre deben ser respetados. Modifica las reglas de convivencia a su conveniencia todo el tiempo.
“Hoy no salimos a comer porque me siento cansado”. Mañana nos iremos de vacaciones”. “Te compré este vestido porque los que tienen no me gustan”. “Creo deberías ir pensando cambiar tu corte de cabello”.
9. El voluble
Lo suyo es confundir a la pareja. Lo que antes odiaba ahora lo ama. Lo que antes amaba ahora lo odia. Si la pareja le sigue el juego le cuestiona que solo le da el avión y que no tiene criterio propio. Cambia constantemente, confundiendo pensamiento flexible con pensamiento caótico.
“A partir de mañana nos ponemos a dieta”. “¡Pero dijiste que empezaríamos hoy!”. “No importa empezaremos mañana”.
10. El adivino
Siente que tiene poderes especiales para adivinar lo que piensa la pareja y todas las personas a su alrededor. Es Nostradamus, en la versión masterizada. Es inflexible y todo lo sabe, simplemente porque él/ella, lo piensa y así deben de ser las cosas: en lo bueno y en lo malo. Fomenta el miedo como mecanismo para que la pareja obedezca.
“Te dije que no salieras a la calle”, “Sabía que te contestaría mal tu mamá, para que vas con ella”, “Ya suponía que iba a temblar hoy porque lo soñé”.
11. El seductor
Muestra todas las dotes de ser adulador, en todos los sentidos: amor, sexo, vida cotidiana, hasta si la persona está desarreglada, la ve bonita o guapa, con tal de poder influir sobre él/ella y controlarle. Es cortés, te habla bonito, es detallista, un poco libertino, se siente el amante ideal o soñado y actúa de esa manera con la pareja, es cándido, coqueto, encantador, carismático, etc. Y, después de mostrarse completamente lindo(a), te pide que hagas cosas que tu no querías. Te lava materialmente el cerebro.
“Me gusta que además de ser hermosa e inteligente, me cumples todas mis fantasías y caprichos”. “Si no supiera que eres tan bonita, no te pediría que hicieras … esto por mí”. “Me fascina tu forma de caminar, podrías pensar en ponerte más busto para que yo esté más feliz contigo”.
12. El tóxico, cizañoso o intrigoso
Es la persona que todo el tiempo está generando intriga, mal pensando las cosas y situaciones y por lo tanto generando y metiendo pensamientos negativos a los demás. Su interior es tan tóxico que lo único que siembra es la discordia entre las personas y con la pareja. Siempre tiene en mente un comentario negativo, de descalificación hacia los demás. Es la persona que tergiversa toda la comunicación para hacerla parecer negativa o más negativa de lo que en realidad es.
“Cariño me traes una toalla para secarme”. “Ahí las tienes en la repisa”. “Acaso estás insinuando que soy un estúpido que no sé donde encontrarlas”. “Crees que soy como los imbéciles de tu familia que buscan y nada encuentran”.
13. El perverso o sociópata
Son personas que no sienten culpa por las malas acciones que llevan a cabo. Les alimenta pensar que alguien puede ser feliz y con alta autoestima. Es el aliciente más importante para tomar velocidad y rebajarlos a la calidad de objetos desechables. Tienen una necesidad imperiosa de dominar, ser admirados y aprobados. Observan a los demás como si no fueran seres humanos. Son ególatras y narcisistas. Carecen de empatía para detectar las necesidades de los demás y tampoco les importan. Se muestran como personas encantadoras, pero en realidad, son fríos y despiadados.
“Amor por qué no me esperaste para comer”. “No sabía que comías aquí en la casa, como casi no estás”, “Solo porque ayer no comí aquí, no significa que no como en casa cariño”. “Bueno, yo ya comí, tú sírvete”.
14. El barril de pólvora
Es presa de su poco control de sensaciones y emociones. Se escuda bajo el esquema de que no se deja de los demás. Que es competitivo y que siempre defiende su punto de vista. Con ello no solo refleja su gran inseguridad, sino que atropella en sus comentarios a quien se atraviese. Siempre está a la defensiva y aprendió a arreglar las cosas a golpes físicos o de palabra. Es irrespetuoso y nunca pide disculpas si se equivoca. La culpa siempre es de los demás. Todos le hacen enojar y ello incluye a la pareja. Creen que son muy honestos y directos y más bien son personas groseras”.
“No sé porque eres tan tonta”. “Cuantas veces tengo que explicarte como hacer …”. “La bruta de tu madre te llamó, dice que le llames”. “¡De verdad!, ¿Cuándo aprenderás, a que no te vea la cara de tonta tú familia?