
¿Es amor o control? Cuando tu pareja quiere que seas alguien que no eres
- Cambia para que seas «mejor» para mí: Diego constantemente le dice a Laura que debe vestir más formal porque, según él, “así se verá más profesional y atractiva”. Aunque Laura se siente cómoda con su estilo casual, comienza a cambiar su forma de vestir para evitar discusiones. Diego justifica sus comentarios diciendo que lo hace porque “quiere lo mejor para ella”.
Conflicto: Diego intenta imponer su ideal de cómo Laura debería verse, invalidando su estilo personal. Esto genera inseguridad en Laura, quien comienza a cuestionar su identidad para agradarlo.
Posible solución: Laura puede establecer límites claros, expresando cómo se siente al ser presionada a cambiar. Un diálogo podría ser: “Aprecio que quieras lo mejor para mí, pero me siento incómoda cambiando algo que me define. ¿Podemos hablar sobre cómo apoyarnos mutuamente sin intentar cambiar al otro?”. También podrían explorar la causa detrás del comportamiento de Diego.
- El «sacrificio por amor»: Carlos está en una relación con Sofía, quien insiste en que él deje de practicar fútbol los fines de semana porque prefiere que pasen más tiempo juntos. Aunque al principio Carlos aceptó ceder “por amor”, con el tiempo siente que está perdiendo una parte importante de su vida y de sus amistades. Cuando intenta hablarlo, Sofía lo acusa de no priorizar la relación.
Conflicto: Sofía controla el tiempo libre de Carlos, disfrazándolo como una necesidad de más conexión, lo que termina anulando las actividades importantes para él.
Posible solución: Carlos puede proponer un equilibrio: “Entiendo que quieras pasar más tiempo juntos, pero el fútbol es importante para mí. Podemos planear algo especial después del partido para disfrutarlo juntos”. Esto refuerza su individualidad sin descuidar la relación.
- Te amo, pero no como eres ahora: Marta y Javier acaban de mudarse juntos. Javier empieza a sugerir que Marta debería cambiar su manera de hablar en público, evitar ciertos comentarios y ser más reservada porque, según él, «así sería más elegante». Marta comienza a sentirse insegura y duda de su forma de ser.
Conflicto: Javier quiere que Marta cambie su forma de ser para adaptarse a su visión de lo “elegante”, lo que afecta la confianza de Marta en sí misma.
Posible solución: Marta puede abordar el tema diciendo: “Me siento valorada por quién soy, no por cómo hablo o actúo. Si hay algo que te incomoda, podemos discutirlo, pero sin que yo pierda mi esencia”. Si Javier insiste, Marta puede evaluar si la relación respeta su autenticidad.
- Redes sociales bajo control: Ana y Marcos son pareja desde hace un año. Marcos constantemente revisa las redes sociales de Ana y le pide que elimine contactos masculinos porque «es una muestra de respeto hacia él». Marcos dice que es su forma de cuidar la relación, pero Ana se siente controlada.
Conflicto: Marcos utiliza las redes sociales como una forma de ejercer control sobre Ana, justificándolo como protección para la relación.
Posible solución: Ana puede dialogar sobre la confianza y el amor: “Creo que una relación sana se basa en la confianza, no en limitar contactos. ¿Cómo podemos trabajar juntos para fortalecer eso?”. Si Marcos no respeta su libertad, podría ser un indicador de control más profundo que necesita revisión.
- Tu familia no te entiende, yo sí: Juan le dice a Natalia que su familia no la valora y que debería alejarse de ellos porque siempre están interfiriendo en su relación. Natalia empieza a cortar contacto con sus seres queridos, creyendo que está protegiendo su amor, pero se siente sola y confundida.
Conflicto: Juan busca aislar a Natalia de su familia, utilizando argumentos emocionales que la hacen dudar de sus relaciones cercanas.
Posible solución: Natalia puede reflexionar sobre la importancia de mantener su red de apoyo y decirle a Juan: “Mi familia es parte de mi vida y no quiero distanciarme de ellos. Podemos trabajar juntos para manejar cualquier incomodidad, pero no quiero cortar lazos con ellos”. Si la situación persiste, podría considerar ayuda profesional para manejar la manipulación.
Contenido
Introducción
Una relación sana respeta la libertad sin perder la conexión.
En las relaciones de pareja, el amor suele percibirse como un espacio de crecimiento, apoyo mutuo y libertad para ser uno mismo. Sin embargo, en ocasiones, lo que parece ser cuidado o interés puede convertirse en control. Frases como «es por tu bien», «así estarías mejor» o «si me amas, cambiarías» pueden ser señales de que la relación ha cruzado una línea peligrosa: aquella en la que el amor se transforma en una herramienta para moldear al otro según expectativas ajenas.
El control dentro de la pareja rara vez se presenta de forma obvia. A menudo se disfraza de preocupación, bienestar del otro, sacrificio o compromiso. Sin embargo, sus efectos son claros: pérdida de identidad, inseguridad, aislamiento y una sensación constante de no ser suficiente tal como se es. Este tipo de dinámica no solo afecta a quien la sufre, sino que también deteriora el vínculo, ya que una relación basada en el control difícilmente puede sostener el respeto y la autenticidad que el amor requiere para crecer.
En este artículo, analizaremos cómo identificar el control en una relación, las señales más comunes de una pareja que quiere que seas alguien más y, sobre todo, cómo abordar esta situación desde el respeto, el diálogo y el amor propio. Porque el amor no es control, es aceptación, y nunca debería implicar renunciar a tu esencia para encajar en los deseos de alguien más.
¿Es amor o control? Es momento de reflexionar y transformar la dinámica de pareja.
Factores que intervienen en el control dentro de la relación
Cuando el amor se convierte en control, deja de ser amor y se transforma en miedo.
El control en una relación no surge de la nada; es el resultado de una combinación de factores imbricados en iteración que interactúan y se refuerzan mutuamente. Desde inseguridades personales hasta influencias culturales, biológicas y sociales, estos elementos pueden pasar desapercibidos, disfrazados de amor o preocupación, y convertirse en dinámicas tóxicas que afectan profundamente la relación.
A través del equipo de las parejas disparejas en radio, del Instituto Mexicano de la radio (IMER), los doctores Fidelia Martínez y Juan Antonio Barrera, llevaron a cabo una investigación cualitativa, para identificar los factores relacionados con los límites sobre cuando el “amor, se convierte en la posibilidad de controlar a la pareja”. Para tal propósito se utilizó el modelo multidimensional que identifica cuatro dimensiones: Biológica, Psicológica, Social y Sociocultural, encontrando evidencias en todas ellas.
Entender los factores que intervienen en el control no solo ayuda a identificar este fenómeno, sino que también ofrece herramientas para abordar el problema y construir un vínculo más saludable, basado en el amor, el respeto, la confianza y la autonomía mutua.
A continuación, se describen los principales factores que favorecen estas dinámicas y cómo reconocerlos.
Factores Biológicos
Incluyen la genética, la anatomía del cerebro, los desequilibrios bioquímicos, el funcionamiento del sistema nervioso central, y la reactividad del sistema nervioso autónomo entre otros. (Sue, Wing & Sue, 2010, p. 34).
- La corteza cerebral: es la capa exterior de aspecto arrugado del tejido cerebral que coordina e integra a todas las otras áreas del cerebro en una unidad de funcionamiento pleno. (Franzoi, 2007, p. 55). La corteza prefronal es el área de donde vienen, nuestros pensamientos más brillantes. Sin embargo, sí no alcanza a regular las emociones, esto es garantía de generar episodios de violencia. Tener estructuralmente una corteza prefrontal no desarrollada, presenta alteraciones físicas, químicas o eléctricas, o presentar algún tipo de daño, incluyendo un ambiente agresivo y violento, aumenta la probabilidad no solo de problemas en la vida cotidiana, sino también en la relación con una pareja. Luego entonces es entendible que afecte a la autoconciencia y a la autorregulación emocional. Esto es, la amígdala cerebral es el centro de las emociones, mientras que la corteza prefrontal es el freno que las regula y controla. Nos enfrenta al sentimiento de amor en todas sus formas o a controlar a alguien, bajo el pretexto del amor, entre otras variables y factores.
- Los lóbulos frontales: Son las principales regiones asociadas a la autoconciencia y la autorregulación. El lóbulo frontal y sus partes está implicado en la coordinación del movimiento y procesos mentales superiores, como la cognición, la toma de decisiones, la memoria, la motivación, la planeación, el pensamiento abstracto y las habilidades sociales. La autoconciencia, es un estado psicológico en el que el objeto de estudio es uno mismo. “Un efecto de la autoconciencia privada es la intensificación del afecto, lo que significa que cualesquier sentimientos positivos o negativos experimentados”. (Franzoi, 2007, p. 55). En palabras simples, la autoconciencia es como el diablito y el angelito que nos aconsejan para hacer cosas buenas o malas, con la pareja, con los amigos, o en nuestro comportamiento público o privado. La autorregulación son las formas en que las personas controlan y dirigen sus propias acciones, ya sea cuando le ponemos el freno a una demanda o discusión en la vida cotidiana y por supuesto en la pareja. O cuando somos mesurados a pesar de estar molestos y enojados.
Factores Psicológicos
Incluyen la personalidad, la cognición, emociones, aprendizaje, manejo del estrés, autoestima, autoeficacia, valores, historia del desarrollo entre otros. (Sue, Wing & Sue, 2010, p. 34).
- Baja autoestima: Tanto del controlador, que busca seguridad, como de la pareja controlada, que permite los comportamientos por miedo a perder la relación. “El aspecto evaluativo del mi, se llama autoestima. Es la evaluación que hace una persona de su autoconcepto. Los individuos con autoestima baja por lo general son más infelices y pesimistas”. (Franzoi, 2007, p. 76). La autoestima se forma a través de una combinación de factores internos y externos. Entre los cuales se destacan: la forma como nos trataron nuestros padres, maestros, amigos, compañeros de trabajo, así como las percepciones que tenemos nosotros mismos durante nuestro desarrollo humano y nuestro proceso de socialización.
- Inseguridades emocionales: Miedo al abandono, rechazo o infidelidad que impulsa la necesidad de supervisión constante. La inseguridad emocional, pone en riesgo nuestra autoestima. “La inseguridad emocional brota de los sentimientos de insuficiencia que surge de la falta de confianza en nosotros/s mismos/as o, de la incapacidad para afrontar una situación”. (Sorribes, 2022). Se refleja en la falta de seguridad en uno mismo, acompañada de nerviosismo, temor o malestar en diferentes situaciones o circunstancias.
- Amor posesivo: Confundir el cuidado con la necesidad de poseer y decidir por el otro. “Las personas posesivas son aquellas que necesitan y no entienden otra forma de relación que no sea otra en la que los demás estén siempre a su lado y que además hagan lo que ellos quieran, explican los expertos del Instituto Europeo de Psicología Positiva (IEPP). Se comportan de este modo tanto con sus amigos, como con sus familiares y también con sus parejas”. (El mundo, 2024). Sí no se presenta el amor y la confianza en la pareja, la relación se desgasta y se vuelve tóxica, esto es, hay una lucha por el control y el poder. Los principales rasgos que se destacan en un amor posesivo son: el control de tiempo completo, la revisión de las redes sociales, incluyendo el celular, el chantaje emocional a través de hacer sentir culpa, el aislamiento de la familia y amigos, el miedo a que se enfade (sentir más temor que amor), no sentirse libre (pérdida de la autonomía), anular o minimizar los logros, ser dominante, preocuparse solo de su bienestar, sus necesidades y su felicidad, tratarte como objeto o cosa, desconfiar todo el tiempo de ti, y sentir miedo o inseguridad de que te vayas a ir de su lado. Lo único importante son las necesidades de la pareja, pero no las propias.
- Problemas de comunicación: Evitar expresar necesidades y emociones de forma asertiva. “La comunicación es uno de los elementos más importantes en las relaciones de pareja sanas y satisfactorias. La convivencia entre dos personas da lugar a múltiples momentos, la manera en la que nos expresemos llevará a la compresión y el entendimiento o a la desconexión”. (BVG Psicología, 2021). Los problemas en la comunicación generalmente traen consecuencias, tales como: Distanciamiento, frustración, ansiedad, discusiones, rabia, irritabilidad, tensión en la relación y disminución en la satisfacción en la relación de pareja, entre otras más.
- Experiencias traumáticas previas: Relaciones pasadas con infidelidades o abandono que dejan miedo y necesidad de control. Los eventos de la vida cotidiana experimentados por una persona, mientras más; inesperados, estresantes, no deseados, incontrolables, y cargados de consecuencias negativas, tienen mayor posibilidad de desestructurar a cualquiera.
- Falta de autoconocimiento: Dificultad para reconocer límites propios y ajenos.
- Creencias irracionales: “Si no haces lo que quiero, no me amas” o “Debo saber todo de ti para proteger nuestra relación”. “Las creencias son las estimaciones de que algo sea cierto”. (Franzoi, 2007, 171). Son positivas o negativas, y moldean nuestras actitudes ante o hacia, las personas, los objetos y las ideas que nos rodean.
Factores Sociales
Abarcan la familia, las relaciones en general, el apoyo social, la pertenencia, el amor, el estado civil y la comunidad entre otros. (Sue, Wing & Sue, 2010, p. 34).
- Desequilibrio de poder: Una de las partes asume una posición dominante, anulando la voz del otro. La influencia social, es el ejercicio del poder social para cambiar las actitudes o el razonamiento de las personas en una dirección particular (Franzoi, 2007, 313).
- Celos y desconfianza: Sospechas constantes que alimentan la vigilancia y las restricciones. En el diccionario de las emociones, el divulgador científico Eduardo Punset, describe a los celos como; “Sospecha, inquietud y recelo de la persona amada haya mudado o mude su cariño poniéndolo en otro”. (Punset, Bisquerra & Laymuns, 2018, p. 59).
Factores socioculturales
Incluyen: La raza, el género, la orientación sexual, la religión, el nivel socioeconómico, la etnicidad y la cultura entre otros. (Sue, Wing & Sue, 2010, p. 35).
- Roles de género tradicionales: Creencias que asignan al hombre o a la mujer el papel de dominador o sumiso. “El rol de género se refiere al aprendizaje y puesta en práctica de las prácticas sociales asociadas a un determinado género”. (Macionis & Plummer, 2011, p. 336). La lucha consciente o inconsciente de género se presenta generando dificultades en ambos miembros de la pareja.
- Patrones familiares aprendidos: Entornos donde se normalizaba el control como muestra de autoridad o “amor”.
- Expectativas externas: Presiones sociales sobre cómo debe ser una “pareja ideal”.
- Redes sociales: Uso excesivo que genera celos, comparaciones o control de interacciones virtuales.
- Acceso a dispositivos: Revisar mensajes, ubicaciones o actividades como forma de vigilancia.
- Dependencia económica: Una de las partes, usa el control financiero como herramienta para dominar al otro. En ocasiones también, uno de los miembros responsabiliza al otro de su bienestar financiero, sin ninguna justificación, solo porque así lo quiere.
Estos factores se interrelacionan y suelen estar presentes de manera simultánea, dificultando la identificación del control y perpetuando dinámicas tóxicas en la relación. Trabajar en la conciencia de estos aspectos es clave para lograr relaciones más sanas y equilibradas.
Investigaciones sobre el control en las relaciones de pareja
La confianza no se impone, se construye con cada elección diaria.
El control en las relaciones de pareja no es un fenómeno aislado; está profundamente arraigado en dinámicas emocionales, culturales y sociales que han sido objeto de estudio por diversos especialistas. Investigaciones recientes han explorado cómo este control se manifiesta, desde el ámbito psicológico hasta el uso de la tecnología, y cómo afecta a las personas involucradas.
Estos estudios ofrecen una perspectiva integral sobre las causas, las señales y las consecuencias de las dinámicas de control, y subrayan la importancia de prevenirlas y abordarlas de manera efectiva.
A continuación, se presentan los hallazgos más relevantes, para comprender este complejo fenómeno y sus implicaciones en las relaciones modernas.
Borrajo, Gámez-Guadix, & Calvete (2015), analizaron el tema de: La violencia, abuso y control en parejas mediante el uso de tecnología (internet y móviles). Sus principales hallazgos fueron que: Las herramientas digitales amplifican los comportamientos de control en parejas jóvenes. El abuso tecnológico incluye vigilancia constante, envío de mensajes coercitivos y monitoreo de redes sociales.
- La importancia de la presente investigación: Subraya la necesidad de crear estrategias de prevención y evaluación en entornos digitales.
Pereda, Codina, & Díaz-Faes (2024), exploraron: La violencia en relaciones de pareja entre adolescentes. Sus hallazgos principales señalan que: Los comportamientos de control son frecuentes en esta etapa y a menudo se normalizan bajo la idea de «amor romántico». Factores como el uso excesivo de redes sociales exacerban estas dinámicas.
- El valor de la presente investigación, es que: Identifica un grupo vulnerable (los adolescentes) y destaca la importancia de la educación emocional desde edades tempranas.
González-Ortega, Echeburúa, & de Corral (2008), estudiaron: La prevalencia y evaluación de la violencia psicológica en parejas. Sus principales hallazgos destacan: El control psicológico, como el aislamiento y la manipulación emocional, es difícil de detectar y medir, pero tiene un impacto significativo en las víctimas.
- La trascendencia del presente estudio: Proporciona herramientas para evaluar el abuso psicológico y enfocar intervenciones en este tipo de violencia.
Muñiz-Rivas, Fernández-González, & Sánchez-Jiménez (2020), estudiaron: Los comportamientos de control en parejas y su relación con los mitos del amor romántico y el sexismo. Los principales resultados señalan que: Las creencias sobre el amor como posesión perpetúan dinámicas de control. El uso de la tecnología como medio de supervisión refuerza estas actitudes.
- La relevancia del presente estudio: Plantea la necesidad de deconstruir mitos del amor romántico para evitar comportamientos tóxicos.
Boto-García & Perali (2023), investigaron: La relación entre locus de control marital y las intenciones de ruptura. Los principales resultados señalan que: Las parejas donde uno de los miembros tiene un locus de control externo (cree que las decisiones están fuera de su control) tienden a experimentar mayor insatisfacción y conflicto.
- La importancia del estudio: Destaca cómo las creencias individuales sobre el control impactan la estabilidad de la relación.
Estas investigaciones destacan cómo los comportamientos de control, ya sea en el plano psicológico o tecnológico, están influenciados por inseguridades, creencias culturales y dinámicas de poder. Además, enfatizan la importancia de la prevención y la educación emocional para construir relaciones más saludables.
Mitos sobre el control en la pareja: Lo que pensamos frente a la realidad
Amar no es poseer, es permitir que el otro sea su mejor versión junto a ti.
El control en las relaciones de pareja a menudo se disfraza de amor, cuidado o preocupación, pero detrás de estas ideas suelen esconderse mitos profundamente arraigados que normalizan comportamientos tóxicos. Frases como «Si te cela, es porque le importas» o «Cambiar por amor es parte de una relación» perpetúan dinámicas que, lejos de fortalecer el vínculo, lo desgastan y limitan la individualidad.
Es vital identificar y desmontar estos mitos para entender qué es realmente una relación sana. Hablar de estas creencias erróneas no solo ayuda a crear conciencia, sino también a construir relaciones basadas en la libertad, el respeto y la confianza mutua. A continuación, analizaremos algunos de los mitos más comunes y su contraste con la realidad.
Mito: «Controlar es una muestra de amor.»
- Realidad: El amor verdadero se basa en la libertad y el respeto, no en imponer reglas o límites al otro. Controlar no fortalece el vínculo, lo debilita al generar resentimiento e inseguridad.
Mito: «Si te cela, es porque le importas.»
- Realidad: Los celos excesivos no son una señal de interés, sino de inseguridad. El amor no necesita vigilancia constante, sino confianza mutua.
Mito: «Cambiar por tu pareja demuestra compromiso.»
- Realidad: Adaptarse mutuamente es parte de una relación, pero cambiar tu esencia o quién eres para agradar al otro es una señal de control y falta de aceptación.
Mito: «El control solo ocurre en relaciones tóxicas o abusivas.»
- Realidad: El control puede aparecer incluso en relaciones consideradas saludables, a menudo disfrazado de preocupación o cuidado. Reconocerlo es clave para prevenir su escalada.
Mito: «Revisar el celular o redes sociales de tu pareja es normal.»
- Realidad: La privacidad es esencial en cualquier relación. Invadir la intimidad del otro bajo el pretexto de transparencia indica desconfianza y necesidad de control.
Mito: «Es normal que quiera saber todo de mí si estamos juntos.»
- Realidad: Tener límites individuales no significa falta de amor. Una relación sana respeta la autonomía y la privacidad de ambos.
Mito: «Con el tiempo, el control desaparece.»
- Realidad: El control no se resuelve por sí solo; al contrario, tiende a intensificarse si no se trabaja de manera consciente y conjunta.
Desmontar estos mitos es esencial para construir relaciones saludables y basadas en el respeto mutuo. Una relación donde ambos se sienten libres, valorados y aceptados por quienes son, es una relación que tiene verdadero potencial para crecer.
Alternativas para superar el control en la pareja
El verdadero compromiso no implica renunciar a ti mismo, sino crecer juntos.
Cuando el control se hace presente en una relación, es fundamental tomar medidas para transformar esa dinámica en una basada en el respeto, la confianza y la libertad. Superar el control no significa evitar los conflictos, sino aprender a manejarlos desde el diálogo, la empatía y el entendimiento mutuo.
Cada pareja es única, pero existen herramientas universales que pueden ayudar a cambiar patrones tóxicos y construir un vínculo más sano. Desde establecer límites claros hasta buscar apoyo profesional, estas alternativas están diseñadas para fomentar la comunicación asertiva, la autoestima y el respeto por la individualidad de ambos.
A continuación, exploramos estrategias prácticas que pueden marcar la diferencia y ayudarte a trabajar hacia una relación equilibrada y amorosa.
1. Fomentar la comunicación asertiva
- Hablar abierta y honestamente sobre necesidades, preocupaciones y límites.
- Escuchar sin juzgar y buscar acuerdos que respeten la individualidad de ambos.
2. Establecer límites claros
- Definir lo que es aceptable y lo que no en la relación.
- Respetar la privacidad y autonomía de cada persona, como el manejo de redes sociales o actividades personales.
3. Fortalecer la confianza mutua
- Construir confianza con acciones coherentes y transparencia.
- Evitar comportamientos que refuercen la desconfianza, como revisar dispositivos personales.
4. Promover la autoestima individual
- Trabajar en el amor propio de ambos para reducir inseguridades que puedan derivar en control.
- Apoyar los logros y metas individuales dentro de la relación.
5. Practicar el respeto por la individualidad
- Entender que una relación sana no implica perder la identidad ni adaptarse completamente al otro.
- Valorar las diferencias como parte del crecimiento mutuo.
6. Buscar apoyo profesional
- Considerar la terapia de pareja para abordar patrones de control y mejorar la dinámica relacional.
- Optar por terapia individual si el control proviene de inseguridades o traumas personales.
7. Educarse sobre relaciones saludables
- Informarse sobre cómo construir una relación basada en el respeto, la equidad y el amor consciente.
- Desmontar mitos sobre el amor romántico que justifican comportamientos tóxicos.
8. Construir acuerdos flexibles
- Crear acuerdos que funcionen para ambos, como cómo manejar el tiempo juntos y separados.
- Revisar y ajustar estos acuerdos según evolucione la relación.
9. Reconocer patrones dañinos
- Identificar si el control es una dinámica persistente y reflexionar sobre si es posible cambiarla.
- En casos extremos, considerar si la relación sigue siendo saludable o es momento de tomar decisiones más drásticas.
10. Cultivar espacios de independencia
- Fomentar actividades individuales que enriquezcan a cada persona, como hobbies o amistades fuera de la relación.
El control no desaparece por sí solo; requiere trabajo consciente, compromiso y voluntad de cambio. Construir una relación saludable implica valorar la libertad y el respeto mutuo como pilares fundamentales del amor verdadero.
Conclusiones
La clave de una relación sana no es control, es equilibrio.
El control en las relaciones de pareja, aunque a menudo se disfraza de cuidado o amor, tiene un impacto profundo en la dinámica emocional y personal de quienes lo viven. Identificar sus causas, mitos y señales es esencial para romper con patrones tóxicos y construir un vínculo más saludable.
- Amor no es control: Una relación basada en el respeto y la aceptación permite a ambas personas crecer sin perder su esencia. El amor auténtico no busca moldear, sino acompañar.
- La comunicación es clave: Hablar desde la honestidad y la empatía es el primer paso para resolver conflictos y evitar dinámicas de control. Establecer límites claros fortalece la relación.
- La autoestima juega un papel fundamental: Tanto para quien controla como para quien es controlado, trabajar en el amor propio ayuda a prevenir comportamientos dañinos y a fomentar la autonomía.
- El control no desaparece solo: Es necesario abordar estas conductas de manera consciente, ya sea en pareja o con ayuda profesional. La terapia puede ser una herramienta valiosa para transformar la relación.
- Desmontar mitos culturales y sociales: Entender que el amor no implica posesión ni sacrificio total, y esto es importante para construir relaciones basadas en la equidad y el respeto mutuo.
En última instancia, el objetivo no es evitar el compromiso, sino vivirlo de manera sana y equilibrada, donde ambas personas se sientan libres, valoradas y auténticas.